jueves, 22 de enero de 2009

Gobama!

Tras un largo período de ausencia motivado primero por vacaciones y luego por mudanza, el Profeta Bufón vuelve a la carga. Y lo hace con renovadas ganas de reflexionar, escribir, criticar, alabar y, en suma seguir poniendo por escrito unos pensamientos que en términos absolutos seguramente no son especialmente meritorios, pero que han sido para su autor tan costosos como clarificadores.

Y este primer post de la vuelta no se le podría dedicar sino al hombre que tanta gente espera -esperamos- que cambie el mundo: Barack Obama. De ahí el título, especie de apócope de Go Obama! (¡vamos Obama!): necesitará ánimos, porque desde luego tiene mucho por hacer.

De hecho, tras sólo dos días como presidente, ya ha tomado una medida que decididamente apunta maneras: ha ordenado cerrar Guántanamo en el plazo de un año y ha prohibido la tortura en los interrogatorios de la CIA. Cierto es que del dicho al hecho hay un trecho, cierto que habrá que ver cómo acaba este asunto, pero no es menos cierto que, como se ha dicho, Obama sólo lleva dos días en la presidencia: de momento no está mal.

Si, como ha dicho pretender, sigue por ese camino de rectificación de la política exterior y de defensa de Bush, podemos esperar muy buenos resultados. Si EEUU empieza a reconocer, como -grosso modo- ya lo hace Europa, la necesidad de un Derecho global y unas instituciones de gobernanza global para que el mundo de nuestro tiempo se pueda enfrentar a sus desafíos, que son de alcance global, y a trabajar por ello, podemos dar pasos de gigante que han sido pospuestos durante ya demasiado tiempo.

Sin embargo, existe también, desde luego, la posibilidad de que sea simplemente un gesto de cara a la galería, en esa línea electoralista (plebiscitaria, podríamos decir) de política-espectáculo con tan peligrosa deriva populista que hace furor hoy día en gobiernos de todos los países y colores políticos, y de que por tanto esta nueva Administración no vaya a hacer que EEUU empuje en la dirección antes apuntada.

El tiempo dirá si es uno o lo otro. Mientras tanto, no hay razón para no mantener una razonable y prudente esperanza.