Creo que la independencia de Kosovo no debe ser reconocida, por tres motivos: por los Balcanes, por España (entre otros países), y por el Derecho Internacional.
Los Balcanes, a día de hoy, son un polvorín: por su extrema complejidad étnica, por las consecuencias de los múltiples conflictos que los han asolado en la última década, y por su delicado estado actual en términos económicos, políticos y sociales. Para dicho polvorín, la independencia de Kosovo puede ser aún más desestabilizadora. Ya de por sí lo es la incertidumbre sobre su futuro status (se desconoce si se unirá a Albania, con la que comparte etnia, lengua y religión o si permanecerá como Estado independiente), por no hablar de la posibilidad de que se convierta en un “agujero negro” controlado de facto por la mafia, y que sirva como entrada en Europa para terroristas, armas, drogas…En todo caso, su pésima situación socio-económica no presagia nada bueno al respecto (valga como ejemplo el dato del paro: 65%).
Sobre España, huelga decir que es sólo uno más de los múltiples países del mundo que incluye territorios con aspiraciones independentistas; y la independencia de Kosovo es peligrosa para todos ellos: recordemos que la declaración de independencia fue unilateral y con el rechazo frontal del Gobierno de Serbia, es decir, del país al que de iure pertenecía (de facto estaba administrada por la ONU). ¿Nos suena? El hecho de que dicha declaración vaya a ser o haya sido ya reconocida por la mayoría de los Estados del mundo, incluyendo a algunos de los más influyentes, sienta un precedente sumamente peligroso: ¿qué ocurriría si en alguna Comunidad Autónoma, un partido independentista (quizá en su gobierno) lanzase una declaración similar y otros Estados la reconocieran? Probablemente, conflicto grave. En idéntico brete están Rusia, que teme por Chechenia (entre otros); Moldavia, que teme por el Transdniéster…
Finalmente, el Derecho Internacional se vería gravemente dañado, puesto que Kosovo está violando la resolución 1244 (1999) del Consejo de Seguridad de la ONU, que garantiza su permanencia como provincia serbia; amén de varios principios generales. Esto consagra otro precedente impune de inobservancia del Derecho Internacional, que es lo que menos le conviene en una época en que su obligatoriedad está siendo puesta en entredicho, principalmente desde EEUU y sus aliados. En un mundo globalizado, el Derecho internacional es más necesario que nunca, porque es la respuesta global más eficaz a los nuevos retos y amenazas, que también son globales; y porque es la forma más eficaz de preservar la paz y el orden internacionales. Y actos como éste sólo contribuyen a debilitarlo.
Por todo ello, creo que reconocer la independencia de Kosovo, mientras ésta no se produzca con el aval de la ONU y del Derecho Internacional, es un gravísimo error; y me parece preocupante que un número creciente de Estados lo esté haciendo.